Para la marca DS, el lujo no es sinónimo de uniformización. Al contrario, significa ofrecer al cliente múltiples posibilidades de personalización, que le permitan crear un vehículo único, reflejo de sus gustos y de su personalidad.
Lo hemos visto con el DS 3, que desde su lanzamiento en 2009, la personalización ha sido uno de los principales rasgos de identidad.