Con cierta frecuencia tengo que moverme por Madrid en taxi o con un coche del servicio Cabify, cuyo funcionamiento me parece fantástico. También paso muchas horas al volante en carretera y por ciudad, en todos los rangos horarios: durante las horas de trabajo, por razones obvias, y también por la noche y de madrugada, que es cuando me gusta viajar porque hay menos tráfico (y, por qué no decirlo, menor presencia de radares móviles).
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